Primera escala en la Condechi: El Hijo del Santo. No había ido antes a este café, por lo que decidí darme una vuelta a ver qué tal, aprovechando que buscaba un lugar para tomar un café con una amiga.
De un lado está la tienda. Como podrán ver en la foto, no hay mucho. Una capa plateada que cuesta como mil trescientos pesos, la máscara por quinientos y las botas ni me tomé la molestia de ver el precio. El resto son playeras, mochilas y chucherías con la misma mascarita en relieve. ¿No le podían pagar a un mejor diseñador? Si ya iban a usar la imagen del Santo, al menos hubieran hecho algo mejor. Lo más atractivo en la mentada tienda era un juguete de esos de mercado - mejor hecho, evidentemente- a la módica cantidad de 150 varitos. En resumen: nada en la tienda.
Del otro lado de la cortina de hilos negros (a mi amiga le gustó) está el café. Todo, oooobviamente, es plateado. Tienen un par de detalles simpáticos como uno de esos billetes de lotería instantanea, que yo no recordaba, en los que aparecía la imagen del Santo. El menú consiste en algunas postales del Santo con nombres extrafalarios para cafés y alimentos de lo más comunes.
Dado que todo en el café gira en torno a la imagen del Santo, decidí que seguramente era pura mercadotecnia y los alimentos no debían valer la pena en lo más mínimo. Huímos del lugar. Si alguien ha probado el café o lo prueba en algún momento, me cuenta.
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