domingo, 9 de noviembre de 2008

El Hijo del Cuervo



Anoche fui con unos amigos al Hijo del Cuervo, ese lugar por todos conocido que está en el Jardín Centenario en Coyoacán, junto al Mayahuel, del mismo lado de pero en la esquina contraria al Sanborns. Hace mucho tiempo no iba y en mucho tiempo no ire...


¿Por qué quisieron ir ahí? Aún no lo comprendo. Es un lugar cuyo espacio, creo, sería más agradable si hubiera un café o un restaurante en vez de un bar. Un bar que no tiene nada de especial. Se promueven no más de cinco títulos de libros en el menú, los cuales puedes adquirir ahí mismo. Eso pareciera un buen detalle, aunque más para un café y a media tarde que en un bar a media noche.


El menú tiene varias puntadas humorísticas que hacen el esfuerzo por amenizar la estancia ahí. Hay varios cocteles con los alcoholes típicos de pésima calidad que te carcomen el hígado y el cerebro en un instante, por lo que no me animé a probar ninguno. Si quieres algo un poco mejor deberás comprar la botella. Cervezas las de siempre y jarras o metros de cerveza de barril clara u oscura. Comida bastante sencilla, nada imaginativa ni sofisticada, propia de un bar cualquiera. Los nachos, por ejemplo, son tostitos con queso derretido. A final de cuentas, no comí ni bebí nada. Nada parece estar preparado con mucho amor. De tener hambre, preferiría salir a comprar unos esquites en un puesto cercano, comerlos y regresar.


La música va de arriba para abajo por los terrenos del rock. De pronto puedes escuchar a Elton John y pasar directo a Caifanes. El volumen es demasiado alto para mi gusto y la acústica del lugar no es, digamos, la mejor. Entre las pláticas de las otras mesas y la música a todo volumen dificilmente puedes escuchar al de junto.


Podría pensar que en la tarde estaría mejor para ir a la terraza a tomar una cerveza, no lo sé. En la noche es simplemente desastroso. Si alguien se aventura a pedir un café me cuenta si no es enteramente amargo, esa impresión me da a priori por alguna razón inexplicable. Quizá sea el hecho de que sea un bar sucio, sin chiste y caro para lo que es... Mejor ir a una cantina donde probablemente se superen los estándares de calidad y los precios sean mejores.


En resumidas cuentas, no volveré a ir si puedo evitarlo. Para tomar café en Coyoacán hay mejores lugares y bares no faltan en la ciudad. No me explico cómo ha sobrevivido por tanto tiempo este lugar. Céntrico en Coyoacán, sí, con grandes cantidades de mala cerveza, sí, pero, ¿y luego?

4 comentarios:

Patricio dijo...

Existo

Ysusi dijo...

Primero piensa...

IZ dijo...

¿Por qué diablos van al hijo del cuervo? Tienen que superar su época preparatoriana...

Ysusi dijo...

lo mismo opino. ¿por qué va tanta gente? hasta cadena hay en ese lugar tan exclusivo...