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Chocolate, ninguna mejor razón para visitar esta tienda. Y, ¡qué chocolate! Además de delicioso, José Ramón Castillo convierte este ingrediente en nutritivo ya que no utiliza azucar refinada ni leche ni nada de ese estilo en su elaboración, unicamente ingredientes naturales, fibras liposolubles y dextrosa. Eso convierte a estos chocolates, bajos en grasa y calorías (aunque no dietéticos, por desgracia), en aptos para cualquier persona, incluidos diabéticos.
En Julio Verne, Polanco, se pueden entontrar estos chocolates de innovadores sabores mexicanos. También se puede asistir a las catas de chocolate que se realizan jueves, viernes y sábado para un mínimo de diez personas. José Ramón Castillo imparte cursos gratuitos de seis meses a seis "promesas" chocolateras, para lo cual hay que apuntarse en una lista de espera. Hay también una sucursal en las Lomas, en Explanada.
La lista de rellenos es bastante extensa pero, para que se les vaya antojando, pueden encontrar bombones de mole, boing de guayaba, maracuyá, tazcalate, tamarindo, vino tinto, vinagre balsámico, roquefort, nutella, guanábana, jamaica, té chai, cardamomo, entre muchos otros. También hay unos pulparindos "vestidos" de chocolate que son deliciosos. Casi cualquier sabor es garantía. Todos con cobertura de distintas concentraciones de cacao mexicano.
El único problema de esta chocolatería es que sólo hay una persona atendiendo, por lo que, si hay gente (en especial en esta época decembrina), uno puede esperar un buen rato. La chava que atiende es sumamente amable. Creo que probé la mitad de los sabores antes de salir de la tienda...
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