lunes, 29 de diciembre de 2008

Tortas Don Polo






De niño me llevaban a este lugar sin que me causara gran emoción. Mi hermana tomaba clases de buceo en la alberca de la unidad habitacional que está junto y me hacían acompañarlas por una torta al salir cuando acompañaba a mi madre a recogerla. Yo quería ir a McDonalds por una cajita feliz, seguramente. ¡Qué gustos tan soeces puede tener uno en su infancia! Hoy regresé, ya en mis cinco sentidos (o más cercano a ello) a las Tortas Don Polo.

Uno puede leer en la parte trasera del menú la historia de Don Leopoldo. Destaca que haya llegado al D.F. en 1956 con una "gran visión", con tan solo 50,00 M.N. y que se haya arriesgado a servir... ¡tortas calientes! Leyó usted bien, tortas calientes fueron las que le dieron fama a este lugar. Al parecer el mayor predicamento del momento era que uno podía ir por una torta fría a La Samaritana o por una torta caliente con Don Polo.

Si son los inventores de la torta cubana, ¿qué rayos iba yo a pedir si no una torta cubana? Pues eso fue lo que pedí, en efecto, y fue un manjar delicioso. Probé después la de arrachera - con chorizo- y la de pierna - la favorita de mi madre- y voto por la cubana. ¿Para qué andarse con rodeos? Uno va a las tortas Don Polo por una torta cubana y punto. Mai insistió en que la jericaya del lugar es algo que debe probarse como postre pero, honestamente, no se me antojó nada y no la probé. Ningún postre.

Cabe destacar que Paco Memo, el portero del América y de nuestro tan querido y aborrecido tricolor, es hijo del actual dueño/encargado del lugar. En una entrevista que leí decía que quién sabe si su hijo se decida a convertirse en empresario al dejar el sendero futbolístico. ¿Será capaz de olvidar sus raíces y abandonar la tradición familiar?

Probablemente no sabían pero existe tal cosa como el Festival de la Torta y las Tortas Don Polo han ganado en reiteradas ocasiones el premio a la torta más original y a la torta más ligera. No es cualquier cosa obtener tal distinción más de una vez.

La matriz está en Félix Cuevas casi esquina con Av. Coyoacán, frente al hospital 20 de noviembre, aunque ya tienen también otras sucursales, incluyendo una en la terminal 2 del AICM. Pueden ir por una torta cubana y por un agua de horchata, jamaica o "la fruta de su elección". También tendrán horas de gran diversión intentando descifrar el orden de la numeración de los platos en el menú. Bueno, bonito, barato...

3 comentarios:

Roder Ictus dijo...

Solo la matriz vale la pena, sabrosa pero sobrepreciada. Recuerdo que a eso de mis tiernos 11 años pedi una cubana "especial", la mesera la trajó "especial de medio kilo". Buenisima y abundante, la triste realidad es que ahora las porciones, el precio, y a veces el servicio (especialmente en el segundo piso) dejan que desear.

Ysusi dijo...

Yo tengo vagos recuerdos de lo que era este lugar hace unos 15 años pero sí creo que las porciones son más escuetas. De los precios no tenía noción en ese entonces. El servicio fue bastante lento en el segundo piso, en efecto, aunque amable.

Anónimo dijo...

Te equivocas mi bloggero. Memo Ochoa (portero) solo es hijo de uno de los socios. Dejen de publicar cosas que no saben, le dan mala imagen a un restaurante de tanta tradición. Y para aquellos que dicen que los precios estan caros, es porque no saben de la calidad que tienen en la materia prima (ingredientes), no es lo mismo que comerse una torta gigante y barata, donde le meten pura cochinada de ingredientes. Sean mas informados si se van a poner a criticar...