


El sábado fui a buscar un restaurante tabasqueño llamado María del Alma. Cuál sería mi sorpresa al llegar al número indicado en la calle de Cuernavaca y ver que en su lugar se encontraba un restaurante francés de nombre Arturo's. Aunque el chef es el mismo que estaba a cargo del Champs Elysées, ese día no tenía antojo de comida francesa. ¿Un restaurante cercano al que pudieramos ir con mi sobrina de 3 años? Opté por explorar el C25, ubicado en el patio de la Casa Refugio Citlaltépetl.
Siguiendo modas recientes, el restaurante ubicado en Citlaltépetl 25 tomó el originalísimo nombre C25. Como podrán leer en la foto intermedia, esta casa ha servido en los últimos años para refugiar a escritores perseguidos. Desconozco a cuántos y cuáles escritores ha albergado hasta el momento. Hay una librería (cerrada los fines de semana) y un restaurante, además de los cuartos reservados para los escritores.
Para empezar pedimos unas gorditas de chicharrón de pato al centro. Acompañadas con un pico de gallo con piña y jícama, son una buena opción para abrir el apetito. Una sopa de tortilla azul con pulpa de jaiba fue una muy atinada elección de sopa, aunque me quedé con las ganas de probar la crema de palmitos. La de queso con uvas está buena, aunque es un sabor más tradicional. Como plato fuerte el pato C25: pato en salsa de chabacano con chile. Rico a secas... No se integraban los sabores, por lo que la salsa de chabacano resultaba sumamente dulce si no se cortaba un pedazo de chile en cada bocado. El rissotto con salsa de vino también bueno a secas.
Los postres sonaban sumamente bien, en especial una trufa de chocolate rellena de menta. Yo pedí el Sacher. Estaba, honestamente, malo. Un pastel de chocolate medio desabrido con la mermelada y el licor por fuera. Las nieves están buenas, aunque no dudaría que fueran compradas en Roxy. La tarta de manzana, aunque buena, no destacaba por encima de la del común de los lugares que la ofrecen. El mejor, sin ser una grandiosa opción, la trufa. Probablemente sea mejor ir a buscar un postre a otro lugar cercano.
Un buen lugar, sin llegar a destacar demasiado. Tendrá que mejorar para competir con la vasta oferta condesera. Lo mejor, sin duda, el lugar. Uno podría pasar un buen rato en una de las mesas del patio. A esto último le ayudaría que tuvieran más opciones de vino por copeo.
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