jueves, 8 de enero de 2009

Peces







Aunque el original está en Jalapa 237, en la Roma, hoy fuimos a comer al Peces que está en la Guadalupe Inn, en Ricardo Castro casi esquina con Insurgentes, cerca del Taco & Etiqueta -que será reseñado pronto-. Éste lugar surgió de la mente de Marco Rascón con la idea de ofrecer una amplia variedad de pescado, más allá del robalo y huachinango que suele encontrarse en los restaurantes de mariscos, aprovechando las distintas zonas pesqueras de la república.



La decoración se quedó a la mitad entre un lugar común y corriente y un restaurante elegante. Las sillas siguen siendo de plástico aunque más bonitas que las blancas de marisquería, cuadros coloridos en las paredes, cortinas de carrizo por techo... Un lugar sin grandes pretenciones pero que hace sentir a gusto. El servicio, en cuanto hay más de tres mesas ocupadas, llega a ser lento. Pedí ver los vinos que tenían por copeo cuando comenzaba a comer mi plato fuerte y terminé bebiéndolo en la sobremesa.


Pescados como escondido, bruja, jurel y merluza, entre otros, se presentan en distintas preparaciones y pueden presentarse en un plato con cuatro mitades, permitiendo unas 960 combinaciones que se presumen en el menú. Todo se antoja y resulta difícil elegir.


Para empezar pedimos -pedí, más bien- unas tapas de bruja, pequeños filetes de bruja con pimiento y espinaca sobre trozos de pan. Muy ricas, aunque un pan menos "panoso" -valgame la expresión- le iría mejor a ese, naturalmente aceitoso, pescado. Después tomé un caldo de oso que desde que llegó a la mesa me hizo agua la boca con su olor a achiote. Se trata de un caldo de pescado con almejitas, mejillón y trozos de pescado sazonado con achiote. Simple y sencillamente delicioso.


De plato fuerte IZ pidió un robalo al ajillo que, aunque sencillo, estaba muy bueno. Yo pedí fish & chips, el clásico inglés. La parte del fish me pareció sumamente bien, aunque la parte de las chips resultó ser lo único que podía haber sido: papas a la francesa como aquí las conocemos. Sería imposible pedir otra cosa pues es muy difícil encontrar en México, hasta donde tengo entendido, la variedad de papa adecuada para preparalas. No soy gran fan de esas papas fritas delgadas pero estaban bien dentro de lo posible, ni muy doradas ni muy aceitosas.


No probamos los postres ni el café debido al escaso tiempo. Nada sonaba imprescindible, de cualquier modo.


Muy buena opción a buen precio -considerando que son pescados y mariscos- en esta zona de la ciudad. También tienen, aunque creo que sólo en la Roma, servicio de pescadería si prefieres llevar los ingredientes a tu casa. Una extensión del mercado de la Nueva Viga, como dicen ellos.

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