Miralto

Con una vista privilegiada, el Miralto es una buena opción para ir a comer en el Centro de la Cd. de México o para ir a beber algo en su bar. Ubicado en el piso 41 de la Torre Latinoamericana -en contraesquina a Bellas Artes, para aquellos despistados que no ubiquen la que fue por muchos años la torre más alta de América Latina- este lugar es difícil de superar en lo que a panorámica se refiere.

La comida no es muy innovadora pero cumple. Una crema de portobello bastante rica, un filete mignon en salsa de pimienta y tocino muy suave y recomendable y un pastel de elote con helado de vainilla que, aunque colado, tenía muy buen sabor fue lo que comí en este lugar. El consomé de pollo no parecía estar clarificado y la carne del día venía con unas cuantas papas, lo que ejemplifica la falta de atención en la presentación de algunos platos. La sopa de jitomate asado se veía muy buena, aunque no alcancé a probarla. La carne, en todas las variantes presentes en la mesa, estaba muy jugosa y casi se fundía en la boca. El helado de dulce de leche estaba bueno, aunque no el mejor.

Lo más valioso del lugar es, sin duda, la vista. La comida es buena, aunque no despertaría un día con antojo de alguno de sus platos, creo. Tienen un menú ejecutivo bastante decente con sopa, ensalada, plato fuerte y postre para quienes prefieran limitar sus opciones junto con el precio. Es un poco caro, no demasiado, por lo que puede valer la pena ir sólo por café o por una copa si lo único que pretenden es ver el lugar. Si no, pueden seguir de largo al mirador del piso 42 y listo.