Hoy fui a la Feria Internacional del Tamal en el Museo de Culturas Populares en Coyoacán. Creí que era Feria Latinoamericana pero resultó ser Internacional, aunque no había ningún país fuera de Latinoamérica participando. Con dos sedes, una fuera del Wal-Mart de Miguel Ángel y Universidad y otra en el museo, creo que no se dieron abasto. Mucha gente paseando y comiendo tamales.
Cerca de unos treinta puestos provenientes de Puebla, Oaxaca, Edo. de México, D.F., Tamaulipas, Yucatán, Honduras, Colombia, El Salvador, Argentina entre otros. Cada uno ofrecía al menos tres variedades de tamales -otros hasta diez o doce-, por lo que la elección entre los más de noventa tamales distintos era bastante complicada. Lo mejor es ir en grupo de al menos cuatro personas. Como yo iba solo tuve que esforzarme por embutirme siete tamales distintos de distintos orígenes. Los que probé fueron los siguientes:
- De Oaxaca uno de chicatana, hormigas voladoras muy difíciles de conseguir. En teoría este insecto sólo se consigue durante junio, por lo que no sé de dónde sacaron éstas. Estaban ya medio secas, osea que puedo imaginar que eran de junio pasado. Delicioso. Si les da asco comer insectos finjan no saber qué es porque vale absolutamente la pena su sabor acidito-picante.
- De Tamaulipas un tamal tamaulipeco, valga la redundancia, de pollo. Son tamales más pequeños, con menos masa y más relleno. Muy superior a los que probé en días pasados.
- De Guatemala un Bosh Bole, tamal de bola de queso y maíz. Algunas partes sabían a pura masa, especialmente las orillas, pero lo que tenía queso y la salsa que se le pone encima estaba bastante bueno.
- También de Guatemala un tamal de cuatro chocolates. La parte blanca sabía dulce aunque medio desabrida pero la mitad oscura era espectacular.
- De otro puesto de Oaxaca probé uno de amarillito, uno de los siete moles de aquel estado. La verdad fue el que más me decepcionó.
- Una corunda de Michoacán bastante simple pero de gran sabor -bastante salada-.
- De Colombia, ya para terminar y salir corriendo por una sal de uvas, un onotón y un digestivo, compré uno de café. Tan suave que parecía una gelatina. ¡Fantástico! Tuve que volver para comprar un par para llevar y compartirlo con mi madre y mi hermana, aunque ya sólo había uno, lo que parece indicar que tuvieron gran éxito.
Gran feria para darse una vuelta, probar cosas difíciles de encontrar en otro lado, abastecerse para el día 2 y/o pedir la dirección o el teléfono al cual hacer pedidos de sus favoritos. Yo tengo ya el teléfono de los de Guatemala y Colombia, aunque olvidé pedir el de los tamaulipecos. Definitivamente vale la pena. Estará hasta el día 2 de febrero -mañana- por lo que cambien sus planes y vayan.
6 comentarios:
Los tamales de chicatana son una maravilla, coincido y sí son hormigas voladoras de salen justo al inicio de la temporada fuerte de lluvias, coincido con guillermo que valen mucho la pena. Otro de mis tamales favoritos son los de Chepil (o chipilín), son chiapanecos y el chepil, que es un hierba, les da un sabor excepcional, además se dice que esta llerva es muy buena para la salud y el físico...a comer
¿Es una llerva o una yerba? Chipilín le llaman en Chiapas y Chepil en Oaxaca, ¿o no? Muy buenos, sin duda.
¡Hierba! de hecho se puede de esta forma o con "y", nunca llerva... pues yo comí los de chepil en chiapas, aunque también en oaxca les llaman de la misma manera, me encantan!!!!
Me encantó tu reseña tamalística!!
Que rico poder probar de tantos lados...
Fíjate que no me gustan muchote los tamales que hacen acá en Mty... como que son muy grasosos y siempre super delgaditos... pero bueno, a falta de... jajaja! :)
Las corundas de Michoacán son asi de "simples" porque se comen acompañadas de queso, crema y carne de puerco en chile o se puede hacer una salsa de chile manzano y jitomate cocidos, hay las llamadas de ceniza (mas corrientes) y otras bueniiisimas hechas con natas que pueden llevar queso o algo de verduras -argh quiero corundas =( snif-
En efecto, bastante simples pero deliciosas. Estas tenían queso, crema y salsa, así nomás, sin carne; pero, deben ser unos de los más ricos tamales mexicanos.
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