Comencé a trabajar hace un par de semanas en Constituyentes, casi llegando a Reforma. Puedo hacer entre 40 minutos y hora y media en llegar de mi casa a mi oficina. No me agobia, aunque a veces sí me desespero después de hora y cacho en el auto. Sin embargo, una de las pocas opciones de comida en la zona son unos tacos sumamente afortunados o, mejor dicho, que me vuelven a mi afortunado.
Tacos Rosaleda hacen referencia a la calle en que se encuentran, en la colonia Lomas Altas. Una calle poco transitada pero llena de oficinas, por lo que mucha gente deambula por ahí. Tiene uno que entrar por Privada Rosaleda -donde están las oficinas de Grupo Editorial Expansión, una casona amarilla- y dar vuelta al topar con pared. Frente a las oficinas de McCann se encuentran unas quesadillas por un lado y los tacos Rosaleda por el otro.
Cada día cambia la oferta de estos tacos de guisado. Los miércoles hay tacos de chile relleno -los cuales no he probado pero que gozan de gran fama- y los viernes hay tostadas. He ido dos veces, ambas en esta semana, y debo decir que son fantásticos. Mis favoritos hasta el momento son los de chicharrón prensado al guajillo. Pechuga empanizada, romeritos, pollo con mole rojo, nopales, bistec, chiles rellenos, tostadas de tinga y pata... Entre seis y ocho guizados distintos cada día, todos ellos deliciosos. No hay forma de arrepentirse.
También tienen desayunos todos los días. Tortas, quesadillas y no sé qué tantas cosas se ofrecen en el menú. Eso es antes de las 12. Los tacos llegan a la 1 pero probablemente se acaben antes de las 4.
Es uno de los lugares a los que debe darse uno la vuelta algún día a pesar de las distancias. Quedarán perdidamente enamorados.
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