sábado, 31 de enero de 2009

Tamales: Segunda Escala


Llegó el turno a los tamales de Pino, en Coyoacán. Casi en la esquina de Pino y Carranza, este lugar lleva un largo tiempo dotando de tamales a los vecinos y a quienes conocen este pequeño lugar. El favorito de muchos de la zona -y uno que otro perdido- quienes saben que hay que llegar temprano para conseguir algo. Pude haberlos calificado como los mejores tamales sin necesidad de probarlos PERO creo que me hubiera equivocado... Tienen un gran sabor, tanto la masa como el relleno -gracias a Nuria probé de rajas, verde y de mole- son muy buenos pero cada vez les ponen menos relleno y más masa. Los de mole eran los que más relleno tenían. La tradición y el sabor los vuelven unos de los tamales que hay que probar pero creo que atravesar la ciudad para buscarlos no valdría la pena. Para este 2 de febrero, además, los pedidos deben ser por anticipado y mínimo de 50 tamales.


A donde dicen que sí vale la pena el viaje es a un pequeño puesto frente al deportivo Plan Sexenal (¿A quién se le ocurren tan grandes nombres?), cerca del metro Popotla. Una mujer rusa, quien decidió venir a vivir a México, modificó la receta quitándole la manteca e incluyendo ingredientes poco comunes, todos vegetarianos. Desde hace diez años elabora tamales que han aparecido en la página de Univisión, en la de Reforma y en Aprendiz de Sibarita. No los he probado pero deben ser una gran opción. Creo que hay pedidos por teléfono, aunque supongo que hay que irlos a recoger: 55773342.


Está también la Feria Latinoamericana del Tamal en el Museo de Culturas Populares en Coyoacán, hasta el lunes, como cada año. Suele ser una gran opción para ir a probar tamales de distintos países y de diferentes estados de la República Mexicana (a veces también ponen una carpa en el estacionamiento del Wal-Mart de Miguel Ángel y Universidad pero este año no sé si esté ahí, en el museo seguro). Mañana me daré una vuelta por ahí a ver qué curiosidades hay este año.

El Centenario y Los Parados





Una cantina que quedó olvidada hace varias décadas no sería difícil de imaginar si no fuera por el lugar en que se encuentra: la Condesa. Tampoco en cualquier lugar de esta colonia sino justo sobre Michoacán, frente al mercado, en una de las calles más concurridas de la zona. Se trata de El Centenario. Adentro uno se aparta -para bien o para mal- de ese ambiente que lo envuelve. Se encuentra, sin embargo, con personajes bastante peculiares: desde el oficinista ahogado a las nueve de la noche hasta un hombre que va de mesa en mesa ofreciendo todo tipo de drogas sin el menor recato. Las bebidas son las típicas de cantina aunque, al menos por la noche, no hay botana incluida. Tienen algunas opciones de tapas y tortas "al gusto".


Cuando a eso de las 3 a.m. a uno se le antojan unos tacos, las opciones comienzan a reducirse. Los Parados, en Baja California y Monterrey en la Roma, se han convertido ya en cierta tradición. Los de pastor no son tan buenos, son mejores los de pastor de arrachera en tal caso; pero, lo atractivo del lugar son los tacos al carbón, desde la arrachera o el bistec hasta unos deliciosos machitos bien dorados para los más intrépidos. Quizá no sean LOS tacos pero sí es uno de los lugares que hay que visitar algún día, especialmente a esas horas. Unos de los pioneros, según dicen, de los tacos al carbón. No aptos para quienes no quieren terminar impregnados con el olor a humo y a taco noctámbulo al día siguiente.

jueves, 29 de enero de 2009

Tamales: Primera Escala






La primera parada en el tour tamalero que se llevará a cabo en los próximos días fue Tamalli. Hace quince años abrieron el primer expendio y ahora ya tienen varias sucursales de miniTamalli y crearon el concepto de Café Tamalli en el extranjero. Producen tamales en los cuales no emplean grasas trans ni manteca de cerdo y que envuelven de una manera más llamativa que los tamales típicos.

Tienen tamales tradicionales, regionales, gourmet y de temporada. Los tradicionales -verde, rajas y "rosita" o de dulce- están buenos pero no destacan sobre otros. De los dos regionales -costeño y tehuano- el mejor es el tehuano, relleno de pechuga de pollo con mole. De los gourmet destacan el de chipilín y el enamorado, con zarzamora. Entre los nuevos sabores que están promocionando se encuentran el de cajeta con nuez y el de carne adobada, aunque ninguno de los dos me pareció especialmente bueno. Los tres más destacables de este lugar son entonces: chipilín, tehuano y zarzamora. El resto tiene poco relleno y se pierden los sabores.


Para el 2 de febrero estarán tomando pedidos y también venderán directamente en mostrador ese día. Si se quieren los tamales ya calientes es indispensable realizar un pedido, de lo contrario tendrán que llevarse fríos y calentarlos en casa en vaporera u, aunque sea, horno de microondas. Para checar las sucursales den clic aquí. Los precios van de los 13 a los 18 pesos por tamal.

miércoles, 28 de enero de 2009

Guadalupe Reyes



Un lugar que se autodefine como mexa-retro-kitch (si iban a buscar algo tan alternativo para definir la decoración en su página, ¿ni escribir kitsch pudieron?) y que se "especializa" en "cocteles tipo martini pero con mezcal de Oaxaca". Nome gusta el martini ni tenían más de dos opciones de mezcal en este lugar, entonces no se me antojó ninguno. Si su principal atractivo son esos cocteles basados en el mezcal, debieran tener un buen surtido de mezcal, ¿o sólo yo lo veo así? Pues sólo tienen Alipús y Danzantes y ni siquiera los conocen pues, al preguntar si tenían Alipús Santiago -mi favorito de los tres y, si no me equivoco, próximamente cuatro- me contestaron que Alipús era la marca... "Ya lo sé, pedazo de imb... -pensé- pero hay tres tipos, ¿cuál tienes?" Tuvo que traerme la botella para que viera cuál era.


Espejos en el techo nos dejaron esperando la cama o el sillón debajo pero no, puro espejo. Muchas luces multicolor, posters de viejas películas de Mauricio Garcés y El Santo -entre otros- y botellas adornan esta "cantina urbana" (aún no entiendo qué significa eso) que se disfruta por la compañía y no por el lugar. La música llega a alcanzar volumenes bastante elevados a mi parecer. El principal atractivo son las películas semi-porno mexicanas de los ochentas o noventas que se transmiten en un canal de los sistemas de televisión de paga.


Las bebidas son los mismos alcoholes de cualquier lugar y caros. Del menú de comida no se me antojó nada salvo, quizá, una sopa lupe -caldo de frijol con fideos- que no hubiera sido la mejor opción para esas horas de la noche al igual que los mariscos que componen el resto. Desconfié, quizá injustificadamente, de su cocina y decidí no pedir nada. Quienes me acompañaron pidieron unos gajos de papa con queso -que llegaron con una embarrada de queso y tuvieron que pedir más para que tuvieran una cantidad decente- y unos nachos (¿Por qué importamos esa creación casi atroz -creada ante la falta de comida para alimentar a un grupo de amas de casa estadounidenses- cuando podrían hacerse unos tacos o chalupas en su lugar? Puedo disfrutarlos en la playa o cuando no hay mejor opción pero, ¿en un lugar que dispone de cocina?) que no probé.


Me pareció la versión condesera de lugares atrapa-gringos. Hay también una sucursal en Insurgentes, quizá más grande, que cierra más tarde (Condesa 1 p.m. a 2 a.m., Insurgentes 1 p.m. a 4 a.m.). Honestamente es el tipo de lugares al que jamás iría a menos que un grupo de amigos fuera a festejar algo ahí -y aún así intentaría convencerlos de cambiar de lugar.


lunes, 26 de enero de 2009

Taco & Etiqueta





Todo sea por ustedes, amables lectores. Hoy fui a comer con una acompañante que se encuentra a dieta, por lo que no quiso ir a comer tacos. Había yo quedado de ir hoy a Taco y Etiqueta y ese compromiso era aún más importante que mi bienestar físico. Por eso y sólo por eso comí dos veces el día de hoy...


A eso de las 5 de la tarde fui a este pequeñísimo local ubicado sobre la calle de Ricardo Castro en la Guadalupe Inn. La fachada resulta más o menos atractiva, aunque el lugar se compone únicamente por un par de refrigeradores para los refrescos, un anafre para calentar las tortillas y las quesadillas y un estante -como sea que se llame donde tienen la carne bajo una serie de focos y la cortan- donde preparan los tacos. Uno debe comer parado, evidentemente. Las carnitas de este lugar valen enteramente la pena ya sea en pura maciza o campechanos. Con salsita y "verdura" satisfacen plenamente. La lengua también es bastante correcta -como diría Rodolfo Gerschman- y las quesadillas de sesos son deliciosas, con la tortilla dorada y los sesos aún suaves. Para quien no disfruta de los sesos, la lengua, la trompa y demás piezas gustosas, hay también quesadillas de queso -valga la redundancia- y, como dije antes, tacos de maciza.


Quizá haya mejores lugares en la ciudad para disfrutar de unas carnitas y un chicharron pero este lugar es una magnífica opción por esta zona. Una buena cantidad de oficinistas rodean el lugar a la hora de la comida, aunque el local permanece abierto de 9 a 6 de lunes a sábado y de 9 a 5 los domingos. No es fácil encontrar lugar entre semana, por lo que quizá deban caminar al menos un par de cuadras (no les hará mal tras comer tan suculenta comida). Tacos y quesadillas 12 pesos.

domingo, 25 de enero de 2009

The Chocolate Experience






World Trade Center, 11:30 a.m. Entro al estacionamiento y estaba vacío. "¿Me habré equivocado de día y/o lugar?" - pensé. Caminé hacia los elevadores y un anuncio de The Chocolate Experience me dejó saber que no era así. Subí a la planta baja y no vi movimiento. Recordé que había salones más arriba. En efecto, en el tercer piso había unas veinte personas comprando boletos y caminando por ahí. Faltó, en mi opinión, señalización. Más tarde habría más movimiento pero a esa hora no había un flujo de gente que seguir.


La organización creo que estuvo bien, aunque no entendí el porqué del "complicado" proceso de registro. Había que llenar una hoja, ir a la taquilla y llevar el boleto a otro stand junto con el papel para que te tacharan el boleto, lo cual quería decir que ya podías entrar. Lo que resultó fatal fue la planeación de las catas. Una semana antes enviaron unos horarios, dos días antes del evento lo cambiaron, envié un mail para reservar un lugar al cual jamás contestaron... Para mi alegre sorpresa, terminaron vendiendo los boletos para la cata en la taquilla en lugar del supuesto depósito bancario que habían planteado inicialmente.


El evento me pareció terrible. No había nada interesante. No había más de unos veinte stands y pocos llevaban cosas interesantes. Todos eran de tiendas y marcas que uno puede encontrar a diario en la ciudad: Qué Bo! (con gente pidiéndole autógrafos y fotos a José Ramón Castillo), New Art Xocolatl, Maricú (el otro día fui al de Revolución y nos trataron con desprecio. Creo que los hombres no deben entrar a las tiendas de artículos de cocina según esas mujeres.), Arnoldi, Lindt, Hersheys... Qué Bo!, a eso de las 2 de la tarde, ya no tenía chocolates a la venta pues ya se les habían acabado. Nadie llevaba productos fuera de su oferta habitual. Lo más interesante resultaba el chocolate Callebaut que vendían en algún stand y los granos de cacao de un puesto terriblemente montado de chocolate de Tabasco. Uno esperaría más productos de distintas regiones del país pero ni el chocolate Mayordomo estuvo presente. En resumen no había nada salvo algunas mujeres bastante guapas recorriendo el lugar.


Lo que valía la pena eran las catas. Quizás las conferencias también pero no tuve tiempo de entrar a ninguna. Por los cambios de horarios no pude ir a la cata-maridaje de chocolate con oporto pero sí a la de chocolate con tequila. Tengo cierta predisposición negativa hacia los tequilas comerciales pero los que sirvieron no estaban tan mal. Gina Naya, experimentada organizadora de eventos enológicos y gastronómicos en Puerto Vallarta, fue la responsable del evento y creo que salió muy bien. Cuatro concentraciones de cacao y tres tequilas distintos: uno blanco y dos reposados. No me gusta el chocolate blanco pero el tequila blanco -Grillos, en esta ocasión- lo hacía saber bien. El Grillos reposado iba bien con un chocolate belga ligero y con uno peruano más intenso. El Huizache reposado, tequila que sí había visto y en el cual no confiaba, tiene un sabor más dulce bastante agradable que iba bien con un chocolate venezuela suficientemente amargo (64% cacao si no me falla la memoria). Quien guió la cata fue un francés muy simpático, por lo que fue muy amena e interesante. Lo único malo de todo este asunto fue que cobraban 200 pesos por la entrada de dos personas a la cata pero si uno iba sólo, como yo, tenía que pagar los 200. Hubiera pedido doble tequila pero eran las 12, tenía una comida y, como ya he dicho, no me encanta el tequila.


Al final creo que pudieron haberse ahorrado la expo y haber organizado únicamente las catas y conferencias (claro que entonces no sería negocio tan redondo). Quien no fue no se perdió de nada. Quien fue... no sé si los precios eran más bajos que en otros lados, no me fijé, pero aunque hubiera sido así los 150 pesos de entrada equiparaban los costos. Si se repite el próximo año mejor me ahorraré la entrada e ire directo a los eventos paralelos.



NOTA: Una de las organizadoras del evento se ha puesto amablemente en contacto conmigo para aclarar varios puntos mencionados en el post. Intentaré resumirlo: Se invitó a todas las marcas y a distintos productores a nivel nacional pero muchos no asistieron por dificultades económicas en esta época de recesión y otros se mantuvieron escépticos ante esta primera edición de TCE. Se buscó realizar un evento donde se apoyara a todos, por lo que no se trató de un "negocio redondo" como yo lo llamé. La próxima edición de esta expo buscará incluir a muchos más expositores. He ahí los comentarios de los organizadores.

jueves, 22 de enero de 2009

Post Especial desde N.Y.









Una semana en Nueva York, honestamente, no alcanza para mucho. Puede que Londres o Viena sigan siendo físicamente mis ciudades favoritas peeeerooo la vida de NY no se encuentra en otro lado. Melting pot -para usar su terminología- de practicamente todas las culturas del mundo. Lo que no se encuentra en esa ciudad es, probablemente, porque no existe.


Probablemente sea injusto comparar el British Museum y el Louvre con el Met pero lo haré: prefiero infinitamente los primeros dos que éste último. Tiene piezas extraordinarias y un templo egipcio enterito rescatado de la inundación de Asuán (al construir la presa que sumergió varios de éstos) pero, si se han visitado los dos primeros, un buen número de piezas parecen relleno. Es un gran museo, sí, pero... El MoMA, por su parte, cuenta con obras maravillosas. La mejor parte, creo, es la de arte pop aunque su curaduría es bastante buena en general, salvo por la sección de arte contemporáneo que no me gustó en lo más mínimo. El ganador indiscutible de los tres museos que visité fue la galería Frick. Casa "pequeña y poco ostentosa" del magnate del carbón y del acero Henry Clay Frick donde se exhiben obras que uno no esperaría encontrar en una colección particular: el famoso retrato de Thomas More realizado por Holbein, el retrato de Felipe IV pintado por Velázquez, obras de El Greco, Tiziano, Goya, Van Dyck, Van Eyck, Rembrandt, Gainsborough... No me imagino cómo sería vivir en un lugar así pero como museo es un grandioso lugar.


¿Qué decir de la comida? Uno encuentra pequeños mercados gourmet casi a cada paso. Desde pequeñas tiendas hasta Dean & DeLuca pasando por establecimientos como Gourmet Garage y supermercados como Whole Foods Market, esta ciudad simplemente no se cansa de ofrecer los mejores ingredientes provenientes de todo el mundo. Cafés de distintos orígenes, vinos de todo el mundo, frutas y verduras de los más vívidos colores imaginables -no les garantizo que el sabor sea el mejor- y casi todos los alimentos procesados imaginables. Anhelo el día en que en esta ciudad aprendamos a comer y consigamos todo aquello más facilmente.


Si gente de todo el orbe vive en esa ciudad, ¿no es de esperarse que exista comida de casi cualquier país del mundo? Pues así es. Supongo que es el mejor lugar para encontrar la mejor comida de cada país fuera del país mismo. Incluso existe un restaurante llamado Rosa Mexicano, al cual no tuve la dicha de ir, que me pregunto si no será el mejor restaurante de comida mexicana actualmente incluso considerando los que se encuentran dentro de México. Comida etiope, china, italiana, francesa, vietnamita, malaya, española, vasca, escandinava, peruana... you name it. Yo fui a un lugar malayo llamado Jaiya magnífico. El lugar parece oscuro y sucio pero la comida es deliciosa. Porciones enormes que apenas pude terminar. Fui también a un lugar de yakitori de nombre Torys... No me arrepiento de haber dejado de lado un restaurante de comida escandinava. Todo, absolutamente todo, era buenísimo. Yakitori de hongo shiitake, yakitori de lengua de toro kobe, udon en caldo de miso, gyoza, arroz al vapor con anguila, algunos otros yakitoris que robé del resto de los comensales, helado de té verde, vainilla y frijol rojo cubiertos de pasta de arroz... ¡Incluso el sake tenía un aroma a durazno magnífico!


De la gran comida bostoniana, irónicamente, no comí mucho. Fui a un par de típicos brunchs neoyorkinos, en el Sarabeth's y en el Balthazar. El Sarabeth mucho menos elegante que el segundo, aunque el Balthazar es todo un clásico en NY (incluso hay quien piensa que La Botica, mezcalería en el D.F., copió la B de su logo de la que aparece en la entrada de este restaurante). Fui a un lugar llamado Taste, de un conocido personaje neoyorkino llamado Eli Zabar quien tiene una serie de cafeterías y tiendas: E.A.T., Taste, Eli's Vinegar Factory, Eli's Bread, Eli's Market... El más conocido y más tradicional es E.A.T., aunque hay quien se queja arduamente del servicio. Taste es un poco más formal -cafetería de día y restaurante de noche- con un menú muy pequeño sólo para acompañar la lista de vinos, cervezas y cocteles del wine bar. No podían faltar las hamburguesas, por lo que intenté averiguar cuáles eran las mejores de toda la ciudad. Fui a un lugar llamado Shake Shack, una pequeña casuchita a medio Madison Square Park (no confundir con el M.S. Garden) donde preparan malteadas, hamburguesas, papas y hot dogs. Se supone que hay días en que uno tiene que hacer largas filas para comprar su comida pero, por suerte, el día que fuimos hacía demasiado -realmente demasiado- frío y no había nadie. Pedí una hamburguesa que combinaba una cheeseburger tradicional con una hamburguesa vegetariana hecha con portobello... Debo admitir que me concentré más en calentar mi cuerpo que en probar la mentada hamburguesa pero, aún así, fue una delicia. Katz's, supuesto poseedor del mejor pastrami de NY, fue también una visita obligada. Honestamente no me pareció una maravilla el pastrami, muy bueno pero, ¿para ser el mejor? Quizá eso signifique que no soy un aficionado al pastrami o que mis conocimientos sobre el mismo son casi nulos.


Visité también una de las microcervecerías de esa ciudad: Brooklyn Breweries. La revolución cervecera en E.U. ha permitido que nazcan un sinnúmero de microcervecerías por todo el país. Una de las más famosas -si no por ser de las mejores sí por su tradición-, sin embargo, es ésta. El tour no fue nada del otro mundo pues las instalaciones no son nada atractivas pero valió la pena para probar varias de sus cervezas.


Me quedé con ganas de ir a algunos de los grandes restaurantes de esa ciudad como el Daniel o el Per Se. No tenía ni suficiente tiempo ni suficientes fondos para hacerlo, tomando en cuenta que el segundo cuesta alrededor de 300 dolares por persona (pensar que en México un restaurante de 1000 pesos por persona ya resulta exagerado...). En otra ocasión será.


Dos grandes lugares merecen una mención especial. Caminando por Soho (no deja de sorprenderme la practicidad de los nombres de los barrios en esa ciudad: South of Houston, Downtown, Midtown, Uptown, North of Little Italy, ...) me topé con una tienda que llamó mi atención por el simple hecho de vender chocolates. Se trata de una chocolatería llamada Vosges. Resultó ser una de esas chocolaterías donde venden tabletas de mezclas exóticas, incluida aquella ya más o menos famosa de chocolate con tocino a la cual creo que le falta un poco de acidez. Chocolate de distintas concentraciones de cacao mezlado con almendras ahumadas, semillas de hemp, cardamomo, avellanas, distintos tipos de sal y muchos otros ingredientes y especias. Grandes mezclas. El segundo lugar es una taberna de nombre Blind Tiger, en Chelsea. Se trata del mejor bar de cervezas de NY y el séptimo mejor de los E.U. Tienen unas 24 microbrews en barril y más de 60 cervezas -únicamente de microcervecerías de distintos países- en botella. Un lugar oscuro y hasta un poco sucio, nada pretencioso, que resulta maravilloso para los amantes de la buena cerveza. Tienen unas diez vintage ales, osease cervezas de guarda de entre 4 y 10 años de antigüedad (sí, algunas cervezas están hechas para guardarse al igual que algunos vinos). Visita obligada para descubrir maravillosas stouts, porters, IPA's y otras variedades de esta bebida.

lunes, 19 de enero de 2009

San Diablo



Fuimos a buscar un extinto café a Av. Revolución (sobra decir que supimos que estaba cerrado hasta que llegamos ahí). Casi junto está el Café San Diablo. No, no me equivoco al llamarlo café. Como podrán ver en la foto el Bar San Diablo ha dejado de ser bar -al menos momentaneamente- para transformarse en café debido a falta de permisos. Si lo que buscábamos era un café, decidimos probar el de ahí.


El menú se compone de baguettes, croissants, molletes, ensaladas y chapatas, con varios paquetes a precios sumamente razonables -entre 35 y 44 pesos un café y una chapata-. La lista de cafés y tés parece extensa pero en realidad son los típicos con algunas opciones de saborizantes adicionales. Yo pedí un espresso chocolate, no tan común en las cafeterías de esta ciudad. Un poco amargo pero el chocolate ayuda a contrarrestarlo.


No tenían varias de las cosas del menú: P pidió un té de nervios -lo que sea que eso implique- y tuvo que pedir un capuchino, yo pedí un pastel imposible y tuve que pedir un bisquet. Éste último estaba bastante bueno, suave y preparado ya con mantequilla, mermelada y crema chantilly -quizá el único defecto-. Suficiente mantequilla, la mermelada un poco dulce aunque no demasiado y la crema... bueno, es chantilly.


Pequeño lugar, tan minimalista que parece estar en remodelación o algo similar y no tiene estacionamiento ni valet parking. Uno puede estacionarse en las calles de atrás en San Ángel, la música estuvo bien -Yann Tiersen- y el café, lo que uno suele buscar en una cafetería, pasa la prueba. Según me dijeron arman de vez en cuando el Rock Band, prestando los instrumentos a los comensales para que toquen en una pantalla de ahí. Puede ser interesante, aunque lo sería más si vendieran alcohol en vez de café (a fin de cuentas supongo que dificilmente un rockero beberá café antes o durante sus conciertos).

Haru Maki Sushi






Hoy, en mi primer día de vuelta a la Cd. de México, fuimos por sushi. Mucho calor comparado con el noreste de los Estados Unidos, por lo que sonaba como una alternativa "fresca". Se me antojaba ir al Nagaoka pero me daba flojera manejar por Insurgentes a esa hora de la tarde, justo cuando las desquiciadas madres recogen a sus hijos de la escuela, sobre todo con la duda de que abrieran el lunes. Decidimos ir a una opción más cercana: Haru Maki en Miguel Ángel de Quevedo, justo frente a la plaza Santa Catarina y junto a Happy's Pizza.


Pedí dos piezas de sushi, unos gyoza (una especie de dumplings de puerco) y un Udon Tempura (fideos en caldo con tempura). Debo declararme inexperto en lo que a comida japonesa se refiere pero daré mi impresión intentando ser lo más objetivo, comparando los gyoza y el udon con platos similares que probé la semana pasada en un restaurante en NY.


El sushi de anguila estuvo bien al igual que el de atún, aunque el arroz me pareció un poco pasado de cocción, medio aguado, sin llegar al punto de la masa pegajosa y asquerosa, evidentemente. Los gyoza no fueron de mi agrado. La masa, como sea que ésta se llame, estaba muy transparente y el relleno parecía congelado y sobre-condimentado. Los fideos del udon eran demasiado gruesos y el pescado empanizado sabía a esas tiras de pescado que vienen congelados en caja y uno fríe en su casa...


Sé que suena terrible. No lo es tanto, aunque el ambiente es bastante deprimente. Creo que lo mejor es pedir sushi y alejarse de aquello que tenga pescado empanizado y puerco. No atravesaría la ciudad para ir a comer aquí pero podría volver si anduviera por ahí y tuviera antojo de sushi. Tienen servicio a domicilio. La gente en este lugar insiste en pedir "cerveza nacional", ¿acaso se trata de cerveza Nacional, una marca que yo desconozco, o mientras estuve fuera desaparecieron todas menos una de las marcas de cerveza mexicana (sería una muy grata noticia)?

jueves, 8 de enero de 2009

Peces







Aunque el original está en Jalapa 237, en la Roma, hoy fuimos a comer al Peces que está en la Guadalupe Inn, en Ricardo Castro casi esquina con Insurgentes, cerca del Taco & Etiqueta -que será reseñado pronto-. Éste lugar surgió de la mente de Marco Rascón con la idea de ofrecer una amplia variedad de pescado, más allá del robalo y huachinango que suele encontrarse en los restaurantes de mariscos, aprovechando las distintas zonas pesqueras de la república.



La decoración se quedó a la mitad entre un lugar común y corriente y un restaurante elegante. Las sillas siguen siendo de plástico aunque más bonitas que las blancas de marisquería, cuadros coloridos en las paredes, cortinas de carrizo por techo... Un lugar sin grandes pretenciones pero que hace sentir a gusto. El servicio, en cuanto hay más de tres mesas ocupadas, llega a ser lento. Pedí ver los vinos que tenían por copeo cuando comenzaba a comer mi plato fuerte y terminé bebiéndolo en la sobremesa.


Pescados como escondido, bruja, jurel y merluza, entre otros, se presentan en distintas preparaciones y pueden presentarse en un plato con cuatro mitades, permitiendo unas 960 combinaciones que se presumen en el menú. Todo se antoja y resulta difícil elegir.


Para empezar pedimos -pedí, más bien- unas tapas de bruja, pequeños filetes de bruja con pimiento y espinaca sobre trozos de pan. Muy ricas, aunque un pan menos "panoso" -valgame la expresión- le iría mejor a ese, naturalmente aceitoso, pescado. Después tomé un caldo de oso que desde que llegó a la mesa me hizo agua la boca con su olor a achiote. Se trata de un caldo de pescado con almejitas, mejillón y trozos de pescado sazonado con achiote. Simple y sencillamente delicioso.


De plato fuerte IZ pidió un robalo al ajillo que, aunque sencillo, estaba muy bueno. Yo pedí fish & chips, el clásico inglés. La parte del fish me pareció sumamente bien, aunque la parte de las chips resultó ser lo único que podía haber sido: papas a la francesa como aquí las conocemos. Sería imposible pedir otra cosa pues es muy difícil encontrar en México, hasta donde tengo entendido, la variedad de papa adecuada para preparalas. No soy gran fan de esas papas fritas delgadas pero estaban bien dentro de lo posible, ni muy doradas ni muy aceitosas.


No probamos los postres ni el café debido al escaso tiempo. Nada sonaba imprescindible, de cualquier modo.


Muy buena opción a buen precio -considerando que son pescados y mariscos- en esta zona de la ciudad. También tienen, aunque creo que sólo en la Roma, servicio de pescadería si prefieres llevar los ingredientes a tu casa. Una extensión del mercado de la Nueva Viga, como dicen ellos.

miércoles, 7 de enero de 2009

Caffè Toscano







Creo que no hay mucho que decir sobre este lugar. En la esquina de Michocán y México, en la Condesa, se erige este café que ha sido ya institucionalizado. No sólo está ubicado justo frente al parque, permitiendo ver a las mujeres que regresan de ejercitarse en las mañanas, a los hombres que corren durante la tarde, a quienes pasean a sus perros -que no son pocos- o a quienes por ahí pasan por cualquier otro motivo, sino también sirven un café tal como debiese ser preparado.


Muchos lo conocen como Café Illy, gracias al letrero de esa marca que cuelga junto a la entrada. Aquí el espresso es tan bueno que John Malkovich iba -no sé si siga en México y si siga yendo- a leer y tomar café (evidencia aquí). Yo suelo tomar espresso doble cortado en este lugar y, al probarlo, no queda más que desear que los de lugares como el Bondy aprendieran a prepararlo así, con un buen equilibrio entre el amargor y la acidez y un toque de dulzor de la leche, sin azucar obviamente. Debo reconocer que no he probado casi nada más, por lo que no sé qué tan buenos sean los postres y otros tentempiés que aquí se sirven. Alguien me recomendó una vez un pastel, aunque no recuerdo cuál y los engañaría si intentara adivinar.


Un clásico de la Condesa. Aprovechen para dar una vuelta por el parque y tomar un café el fin de semana, durante los días que me ausentaré la próxima semana para recorrer las calles niullorquinas o cualquier día que anden por allá y tengan tiempo. Lleven un libro o algún acompañante de conversación amena o de no-conversación en absoluto (creo que yo sería más cercano a esto último). Debiera haber más pequeños cafés como este en toda colonia de la ciudad, aunque entonces perdería el encanto...

martes, 6 de enero de 2009

Rosca de Reyes (Toma 3/3)

Hay quien ya partió la rosca en repetidas ocasiones en días pasados. Otros partieron "oficialmente" la rosca anoche pero, en realidad, es el 6 de enero cuando debe partirse la rosca celebrando la epifanía de Jesus ante los reyes magos. Quien insista en lo contrario puede ir a revisar enciclopedias en lugar de molestarme a mí y mejor pasemos a temas más interesantes.


Hoy pude ir, finalmente, a Da Silva a comprar mi rosca. Después de tres intentos por fin conseguí una. También fui con las Predicadoras Dominicas, sugerida por Chucho, en Mixcoac. Tardé un buen rato en llegar a este lugar gracias a las obras de Patriotismo y Revolución ya que entré por Rubens (la calle del Bull) y seguí derecho hasta la plaza Gómez Farías. Ahí las predicadoras (¿puedo llamarlas monjas o no es lo mismo?) venden sus roscas de cuatro tamaños -"individual", chica, mediana y grande- en una mesita frente a su puerta.


Predicadoras Dominicas. No tiene una apariencia especialmente llamativa, medio aplastadita y sin gran adorno. El pan no es tan esponjoso pero es suave y tiene algunos pedazos de fruta enmedio. La cubierta es rica aunque no sobresaliente. La descripción no suena muy bien pero es una rosca rica y el precio va de 45 a 200 pesos.


Da Silva. ¿Qué decir? Es una de mis panaderías favoritas si no LA favorita. Sin embargo esta rosca fue la GRAN decepción. La apariencia es bastante dorada y la apariencia, en esta ocasión, no engaña. Bastante escueta en su ornamentación. El pan bastante seco salvo en las partes en que uno encuentra un pedazo de dulce o fruta en su interior. Lo más rescatable son las costras de azucar bastante duras que se forman en la base del pan. No sé si fue mi rosca en particular que se pasó de tiempo en el horno o si todas estén igual pero... Mejor compren pan de nata, ese sí no decepciona y es peligrosamente bueno en esta temporada de dietas.


Faltaron de calificar muchas panaderías, no cabe duda: La Esperanza y Pastelerama, Panmex, La Balance, Pastelería Maiper, Alcazar, Superama (quizá la pruebe en un rato pues mi abuela suele comprarla ahí), La Artesa y un largo etcétera. Creo que la selección es bastante incluyente a pesar de las ausencias y creo que yo encontré mi favorita invencible.


Mejor rosca típica: La Casita


Mejor rosca "especial": Maqué


Mejor variante de rosca: Matisse


Intentando recopilar una vez más:


1) Maqué


2) Matisse


3) La Casita


3) La Suiza (A pesar de haberla probado un par de días después de cerrada la calificación. Creo que sí merece el empate en tercer lugar. La nata no es tan dulce como hubiera imaginado y tiene un ligero sabor a vainilla. El pan por sí mismo no es tan bueno, pero el conjunto es rico.)


5) Predicadoras Dominicas


6) Bondy


7) Los Tulipanes


8) Da Silva


Cabe resaltar que todas son buenas salvo la de Da Silva, quien en esta ocasión creo que se vio rebasado por su chamba.


No duden en mandar sus opiniones sobre cada una de las roscas que prueben. Ahora habrá que empezar a probar tamales para aquellos a quienes nos tocó o tocará el niño de la rosca. Se aceptan sugerencias desde ahora.

lunes, 5 de enero de 2009

Los Tres Reyes






Hoy decidimos ir por barbacoa. Ya que El Hidalguense, considerada la mejor barbacoa de la ciudad, sólo sirve de viernes a domingo, nos aventuramos a encontrar a uno de sus principales contendientes: Los Tres Reyes. No tenía la más remota idea de cómo llegar, salvo un par de señas. Las seguimos, preguntamos y ahora puedo explicarles cómo llegar. Si van por la lateral del Periférico, de norte a sur, después de San Antonio pasarán una tienda de Comex, la siguiente calle se llama Murillo, aunque es más bien un callejón y dificilmente podrán dar vuelta. La siguiente calle se llama Francisco Girardón y tiene un letrero señalando Al Mercado. Ahí den vuelta y estacionense ya sea ahí o en la primera calle a la derecha. Éste lugar está en la calle de Murillo esq. con Ferrocarril de Cuernavaca. Sólo tienen que regresar a Murillo.


Llegamos ya tarde, a eso de las 3, por lo que nos recibieron con la terrible noticia de que ya no había barbacoa. Abren a las 9 y pues se acaba cuando se acaba, lo cual suele ser temprano. Tenían consomé, entonces accedimos a tomar uno y luego ver qué rayos hacer. Nos sirvieron nuestra respectiva taza. A esa hora ya se trataba de un caldo sumamente concentrado (más de seis horas de evaporación continua dentro de las grandes ollas), con un contenido proteico cercano al 100% de las necesidades diarias. Todo un manjar por sí mismo y por sólo 20 pesos.


Contamos con suerte pues, quizá por ser día de Reyes, el señor nos preguntó si queríamos un cuarto de kilo de espaldilla que había guardado para él. Cerciorándonos de que no lo dejaríamos sin comer, accedimos (con todo y el doble tazón de consomé que habíamos tomado). Con una pizca de sal se convertía en algo maravilloso. Las salsas verde y roja no aportaban gran sabor pero la carne sí es digna de culto.


Tomábamos un café de olla cuando nos ofrecieron un pedazo de rosca de la que ellos comían (ya no había nadie en el lugar, desde que llegamos, más que ellos y nosotros). Sumamente amables. Ni siquiera nos cobraron todo lo que comimos pues sólo pagamos 145 pesos cuando el total debió haber sido de unos 200. Me tocó el muñeco, por lo que tendré que volver el 2 de febrero con tamales.


El rumbo no es muy agradable, el restaurante es un gran cuarto recubierto de azulejo, más parecido a una pulquería o algo similar que a un restaurante pero llevan preparando barbacoa, según nos dijeron, desde 1920, antes de que el Periférico pasara por ahí. Vale enteramente la pena ir un domingo o un lunes, únicos días que dan servicio. ¿Qué está prohibido comer barbacoa de martes a jueves? También pueden pedir, si llegan temprano, morcilla, maciza o mixiote.

Fresco by Diego








Absurdo nombre, sí, aunque no es ni el primero ni el último. ¿Por qué el "by"? No lo entiendo aún. El lugar, sin embargo, se ve bastante agradable e invita a sentarse y tomar algo. Tiene relativamente poco tiempo desde que abrió, según yo, en la esquina de Montes de Oca y Tenancingo, en la Condesa.


Venden algunas cosas sencillas para comer ahí como baguettes o quiche. Los pasteles se ven bastante buenos, aunque ya habíamos comido suficiente y no nos cabía uno. Nos sentamos a tomar un café. El latte -late, más bien, como está escrito en su pizarrón repleto de faltas de ortografía- está bien preparado. Mas-pero-sin-embargo... tengo una ADVERTENCIA: NO, repito, no compren macarrones en este lugar. Decidí probarlos para compararlos con los de Da Silva, pues sólo conozco esos dos lugares donde los venden en la ciudad. ¿Cuál sería mi sorpresa al morder uno y que éste estuviera hecho una piedra? Por si fuera poco sabía a rancio. Seguramente los preparan y los dejan guardados por días, semanas y meses cuando los macarrones, con suerte, duran un par de días. Si deciden ignorar mi advertencia, al menos asegurense de probarlos en el momento y asegurarse de que estén frescos, suaves y que casi se derritan en la boca.


De fresco no le encontré mucho a este lugar en este primer encuentro. Habrá que ver si sus aceites, vinagres, mermeladas, escabeches o no sé qué es lo que venden en los botecitos adornados, no están caducos. El café vale la pena, sobre todo estando junto al Starbucks de Tamaulipas. Los pasteles, quiero suponer, deben estar más frescos. Probablemente sólo con los macarrones se corre el riesgo de sufrir esa pésima experiencia. Yo encuentro lo suficientemente ofensivo eso como para regresar pronto pero si van me cuentan cómo están los pasteles, pues se antojan.

El Turix






El domingo fui a Polanco en busca de la rosca de Da Silva. Estuvo cerrado, por lo que decidí que mi viaje a esa zona de la ciudad no sería en balde. Caminé un poco y me topé con la taquería El Turix. Acababa yo de desayunar una hora antes pero... ¡bah! ¿Qué podía pasar con un taco de cochinita? Todo sea por ustedes, amables lectores.


Más de veinte años tiene este pequeño local de comida yucateca en Emilio Castelar, casi llegando a Masaryk (entre el parque Lincoln y esa avenida). Venden panuchos y cochinita pibil, ya sea en taco o en torta. Los panuchos no los he probado pero la cochinita hay quien afirma que es de las mejores del D.F. A mi me parece que tiene demasiada grasa para poder competir por tal título, aunque es buena. Quizá estoy acostumbrado a la cochinita que aprendió a hacer mi madre mientras vivió en Quintana Roo antes de que yo naciera, de consistencia más ligera, más jugosa y menos grasosa. La cochinita que se dice es LA mejor de la ciudad es la de Mi Taco Yucateco, un pequeño carrito por San Juan. Tendré que probarla y esperar que sea menos densa.


Si buscan opciones económica en Polanco, El Turix es definitivamente una buena opción. Tienen una sucursal en Mundo E, en el área de comida rápida, por si andan por allá.

domingo, 4 de enero de 2009

Rosca de Reyes (Toma 2)


Hoy, como prometí, fui a buscar algunas roscas más. El plan incluía ir a Da Silva, Matisse, Los Tulipanes y, si había tiempo, Pastelerama. Por desgracia sólo pude cumplir con la mitad de las roscas pues Da Silva estuvo cerrado (¡qué idea esa de cerrar los domingos!) y no tuve tiempo de ir al último. Matisse (restaurante y pastelería austriaca con mezcla de otros orígenes) y Los Tulipanes (pastelería de tradición en Olivar de los Padres) fueron entonces los dos orígenes de las roscas de hoy.



Los Tulipanes. El aspecto es el de una rosca típica con nueces encima. El pan es esponjoso aunque no tiene mucho sabor. La cubierta es muy rica, especialmente las partes con mucha azucar o aquellas con nuez. La chica cuesta sólo 60 pesos, gran ventaja sobre el resto. Muy rica peeero...



Matisse. Tienen rosca normal pero preferí comprar la de almendra. Está hecha completamente de almendra, por dentro y por fuera, cubierta con almendra y azucar glass. El pan no es tan esponjoso aunque es suave y de muy buen sabor. La cubierta es gloriosa. Sólo hay un tamaño, chico (más bien es mediana, pero ellos la llaman chica), y cuesta 400 pesos, gran desventaja. Aunque es una variante de la rosca tradicional, es deliciosa.



Hasta el momento (intentaré volver a Da Silva mañana o pasado y quizás probar alguna otra) el veredicto es el siguiente:



La mejor rosca tradicional: La Casita.



La mejor rosca "especial": Maqué.



La mejor variante de rosca: Matisse.



Intentando juzgar a las distintas categorias en una misma:



1) Maqué



2) Matisse



3) La Casita



4) Bondy



5) Los Tulipanes



La Suiza sigue pendiente pues "alguien" no me llevó ayer la rebanada prometida.

Los Gitanos






Sin ningún letrero en la entrada, sobre la calle de Frontera en Tizapán, este lugar es el mejor de su especie en la zona. Pasando el mercado de Tizapán y antes de llegar a Los Arbolitos, del lado derecho está este feo local con mesas al fondo. Probablemente debas comer entre el humo que invade el cuarto pero, si eres de estómago fuerte, no te arrepentirás.


Éste fue, hace varios años, mi primer encuentro con los tacos de lengua. No sé si es por eso que les guardo un cariño especial o si en realidad son tan ricos como creo (va mucha gente, entonces creo que no soy el único que lo piensa). Los de lengua dorada son riquísimos, aunque la lengua así, al natural, también es muy buena. Sesos, cachete, trompa, ojo, suadero, maciza, campechano (suadero+longaniza), machitos y no sé qué más hay en este lugar. Si uno pregunta le dirán que todo es bueno aunque, a mi parecer, los de lengua son los reyes, los de sesos están buenos, el suadero está bien sin llegarle a los talones a los Charly de San Fernando, los campechanos son muy buenos, el cachete está bien con un poco de sal y salsa roja... Lengua, lengua y más lengua es lo que hay que pedir aquí. Si uno presta atención al hombre que corta la carne a la entrada, la lengua es lo que más circula, lo cual dice todo. Si insiste en pedir algo más, los campechanos o los sesos serían mi recomendación.


No hay cervezas ni nada con alcohol. Suele ser, sin embargo, buen lugar para cenar después de unos tragos ya que cierran bastante tarde -los sábados, por ejemplo, cierran a las 5 a.m.-. Si andas por acá y se te antojan unos tacos distintos a los acostumbrados de pastor, esta es muy buena opción. Cada taco cuesta 10 pesos o menos. Itamitas: dejen por un día Los Arbolitos y visiten este lugar.

sábado, 3 de enero de 2009

The Cross y La Botica






Con la ciudad aún semi-desértica y sin grandes ideas de qué hacer en sábado, decidimos ir por una cerveza a The Cross. Se trata de un pub (el nombre deja en evidencia lo celta del asunto) donde la edad promedio ronda los 30-32 años. Hay días en que hay banda en vivo. Hoy había gente pero no demasiada. Conviene sentarse en el área de fumar, donde se concentra la mayor parte de la gente, pues adentro es medio de hueva si se combina poca gente y ambiente sombrío con pantallas transmitiendo deportes y música a todo volumen. Las cervezas son las mismas que en el resto de los pubs. Es más tranquilo que algunos otros, cada quien sabrá si eso es bueno o malo. A mí, la verdad, no me molesta. Se encuentra en Av. de la Paz, dentro de la misma plaza que el Cluny.


Del otro lado de Revolución, ya casi llegando a San Jacinto, está La Botica. Seguro todos han ido o han escuchado de ella, aunque más probablemente la conocen como La Mezcalería. Un par de locales en la Condesa, otro en la Roma y éste en San Ángel son los que creo que tienen hasta el momento. Ahora tienes que pedir algo de comer para poder pedir algo de beber, ya no bastan los platitos con habas enchiladas (son adictivas) que ponen en el centro. Puedes elegir quesillo de Oaxaca o tamales verdes, de mole o de rajas. Los tamales no están malos, al menos el de mole.


De beber hay cerveza, cremas de mezcal y, obviamente, mezcal. Hay que agradecerles que hayan puesto de moda el mezcal para ayudar a revivirlo cuando todo mexicano se pronunciaba en favor del tequila pero en contra del mezcal, como si eso tuviera algún sentido siendo que el tequila no es otra cosa que un mal mezcal (ese debate lo dejo para otra ocasión, pero dejémoslo en que es un mezcal: vino mezcal de Tequila). Fuera de ese agradecimiento no hay mucho que admirarle a su mezcal. Todos huelen y saben igual y no son precisamente maravillosos. Es más bien un lugar de pose y de fácil acceso al mezcal, mas no al buen mezcal. Es como si alguien quien dice gustar de la cerveza va a un lugar donde venden Corona y Sol... Para buen mezcal mejor ir al Paxia, al Fly o a algunos otros lugares, aunque seguro te cobrarán más que en La Botica, donde un caballito cuesta no más de 50 pesos. Incluso se puede ir al Mayahuel, en Coyoacán, y pedir un Alipús Santiago (al menos a mí me gusta más el Santiago que los otros dos): bueno, bonito y barato.

viernes, 2 de enero de 2009

Rosca de Reyes (Toma 1)


Hoy recorrí varios de las panaderías más famosas por su manufactura de roscas para buscar la ganadora del título (probablemente controvertido) La Mejor Rosca de Reyes de la Ciudad de México. Hay lugares que se han puesto de moda y que al cabo de los años caen. Tal es el caso de Panmex, donde la gente acudía hace algún tiempo a formarse desde las 6 de la mañana para poder comprar una o dos roscas. Después, probablemente por los volúmenes que debían hacer, perdieron la magia. Así uno puede leer distintas listas sugiriendo los mejores lugares pero muchas de ellas fueron hechas hace uno o dos años o, incluso, este año pero basado en anécdotas anteriores. Por eso me dio a la tarea de comprar y probar algunas de esas roscas.


Hoy fui a cuatro de los lugares más conocidos: Pastelería La Casita (Lomas Virreyes, famosa por su pastel tres leches cubierto con cajeta), Bondy (Polanco, restaurante y pastelería austriaca), Maqué (Condesa y otras sucursales, destaca su pan dulce y sus conchas en particular) y La Suiza (Condesa, ya un clásico de antaño). Ahí va, más o menos, la descripción de cada una.


La Casita. Tienen sólo un tamaño mediano/grande. Tiene un ver muy agradable, sin elementos fuera de lo común. Promete mucho y cumple pero sin destacar nada en particular, aunque el pan es bastante aromático. 240 pesos, si no me equivoco.


Bondy. Paramos a tomar un café y probar una rebanada. La que me sirvieron a mi estaba seca y dura y mi espresso cortado sumamente amargo. La rebanada que le sirvieron a Pato estaba mucho mejor. Tienen distintos tamaños y dos versiones: una típica y otra sin acitrón, con puras "costras" de concha. Compré una pequeña (120 pesos) de la de costras. No tiene muy buen ver. El pan es muy esponjoso y suave, muy rico. La cubierta, que podría sonar deliciosa, es demasiado gruesa y dura, por lo que desencanta un poco.


Maqué. Tres tamaños distintos. Compré una chica a 160 pesos. Bonita por fuera. El pan suave y rico, aunque un poco menos rico que el de Bondy. La cubierta es mucho más delicada. Está rellena de fruta, lo que explica que sea más cara que el resto. Incluso el muñequito está sumamente bien hecho. Da gusto comerla y se olvida que el pan de la anterior supiera mejor en un principio.


La Suiza. Cuatro tamaños (chico a extra-grande) de dos presentaciones distintas: rellena de nata o sin relleno. Los precios van desde 118 hasta 880 en las sin nata y desde 205 hasta 1420 en las rellenas. Debo aclarar que por llevar yo ya tres roscas distintas a mi casa, donde sólo somos 3 personas, la de esta pastelería la llevo Pato a su casa. Rompe un poco los parámetros de comparación pero, según su criterio, el pan era suave y de buen sabor, con cubierta crujiente y la nata no era empalagosa. La declara en empate con la de Bondy la de la pastelería austriaca tuviera costras más suaves.


Aunque todas son superiores a la rosca promedio, el orden de buenonez pareciera ser el siguiente***:


1) Maqué


2) La Suiza


3) Bondy


4) La Casita (No se malinterpete el último lugar en esta lista. Es muy rica, especialmente si se busca un sabor más tradicional.)


Intentaré ir el domingo a un par de lugares más, donde comenzarán a elaborarlas hasta el día de mañana: Da Silva, Matisse y algún otro punto por definir. Espero tener las reseñas a tiempo para que, quien confíe en los juicios de este blog, pueda elegir qué rosca comprar el martes.



*** Después de volver a probar las tres roscas, creo que debo retractarme y cambiar las posiciones:


1) Maqué


2-3) La Casita


4) Bondy


Y La Suiza queda indeterminado entre el 2 y el 3 hasta que la pruebe. El pan de Bondy es muy esponjoso pero le falta el sabor de azahar de una rosca de reyes, bien podría ser una concha gigante en forma de rosca. La Casita es menos esponjosa pero mucho más aromática.

El Greco







Se trata de uno de esos locales diminutos de la Condesa que muchas veces pasan desapercibidos. Seguramente los han visto pues se encuentran justo en la concurrida esquina de Michoacán y Nuevo León; sin embargo, es muy probable que nunca hayan entrado. Es entendible pues, aunque me gusta el letrero, creo que no invita a pasar.


Llevan más de treinta años sirviendo tacos doneraky, osease árabes. Son, como ellos se autodenominan, "los originales". No me queda del todo claro si son los originales del mundo o si omitieron aclarar que son los originales en México o, más precisamente, en esta ciudad. De cualquier forma son "los originales" y supongo que con eso quieren decir que no se dejen chamaquear por aquellos que incluyeron el término en su propio nombre.


¿Qué habrá que pedir aquí si son los originales tacos Doneraky? Pues sí, adivinó usted, ¡tacos doneraky! Se dice que la familia prueba la carne del trompo a diario para asegurarse de que el sabor de la carne y la mezcla de especias no cambie día a día. No me consta que sea cierto pero me consta que el sabor es muy bueno. En pan árabe son deliciosos (yo preferí comerlos sin queso, aunque con salsa) pero en tortilla de maíz se aprecia mejor el sabor de la carne. El de pan árabe de a 20 pesitos es, como ya dije, delicioso y llenador (por el pan, claro) mientras que el de tortilla de maíz también es muy rico y más barato (9 pesos).


Vayan a visitar al mesero y al hombresillo encargado del trompo (quien lleva más de 25 años trabajando ahí) que son bien simpáticos. Aprovechen para conocer el foco que no se ha fundido en 32 años antes de que se funda. Nos aclararon la razón por la que el foco no se ha fundido hasta ahora: "es que casi no se prende".

jueves, 1 de enero de 2009

Viña Gourmet y Secreto Gourmet






Hace ya mucho tiempo que conozco Viña Gourmet y cada vez que voy parece no haber cambiado en lo más mínimo. Un espacio pequeño con un montón de cosas apretadas donde uno puede encontrar desde maravillosos vinos, quesos y patés hasta latería de relleno. En mi opinión podrían quitar un 25% del inventario y nadie se quejaría. Sin embargo, hasta hace poco tiempo era la única opción en esta zona de la ciudad (está en el centro comercial Santa Teresa, por el Pedregal) para comprar productos de este tipo.

Tienen, como ya dije, muy buenos vinos, aunque se centran en las regiones típicas. Compré un 20 barrels pinot noir de Cono Sur que me encantaba hace un par de años y que debo volver a probar. Encontré también esos chocolates austriacos con la imagen de Mozart, rellenos de mazapán y pistache, que me vuelven loco y que no había visto hacía mucho tiempo en México (aunque no es mi versión predilecta la que encontré). Quesos tienen una no tan vasta pero buena selección y tienen una gama de carnes frías que al menos a mí me resulta un deleite ver.

El servicio es amable aunque por momentos la gente parezca no hacerte caso. Si pides ayuda alguien hará lo mejor posible y te darán a probar algunas de las cosas que así lo permitan (algunos de los jamones, por ejemplo). Los precios son elevados. Hay un restaurante al que he ido a comer varias veces y donde, por lo general, todo resulta de mi agrado. Hace tiempo que no voy y por ello no comentaré más al respecto.

Ahora hay otra opción para comprar alimentos seleccionados muy cerca de allí: Sud777. Edgar Núñez es el chef de este restaurante/bistro/lounge/tienda. No he tenido la oportunidad de ir, aunque he escuchado buenas cosas, por lo que sólo me refiero a este lugar por si alguien busca tiendas de ese estilo por la zona. Ire pronto.

Una tercera opción, un poco más lejos, lleva ya unos años abierta: Secreto Gourmet. En Av. San Jerónimo, junto a la gasolinería (no suena al mejor lugar para una tienda de este estilo pero, una vez dentro, uno no lo percibe). La visité mucho tiempo después de que abriera pero tengo la impresión que en un principio vendían únicamente productos de su propia marca y posteriormente introdujeron otros productos que lo ayudara a mantenerse. Quizá inventé eso pero recuerdo bien el día que pasé y habían llenado el lugar de muñecos y cosas así que la hacían parecer una tienda de tejido más que una de alimentos.

Se ubica, creo, un peldaño abajo que las tiendas arriba mencionadas. Lo que vale la pena son algunas de las salsas y aderezos elaborados por ellos y un par de cosas más, aunque le suben mucho el precio a las cosas que revenden. Los libros son carísimos, al menos uno titulado Vino costaba casi lo doble que me costó en Gandhi. Tienen cosas curiosas como dulces japoneses pero, insisto, fuera de sus mermeladas y salsas, algunas especias, los quesos y jamones y un par de extras, el resto me parece que sobra. Pasitas con chocolate, colación, nueces de la india y no sé qué tantas cosas más que tienen el mismo aspecto que las que uno puede comprar en cualquier otra tienda en la calle se venden ahí, probablemente, al doble de precio por estar en una bolsita con una etiqueta de Secreto Gourmet. Vale la pena sólo si uno vive cerca y no necesita algo muy especial. Por nada del mundo compren vino aquí, lo tienen junto a la ventana y seguramente está sobreevolucionado y horrible. Les sugerí hace ya varios meses que los movieran de ahí, fingieron hacerme caso y agradecer el comentario pero ahí siguen.